Los muertos que no existen.
Sin confesión, sin testigos, sin cadáveres, sin restos biológicos, pero con condena. Este es el caso real de Ramón Laso, un asesino en serie español condenado en 1993 por los asesinatos de su primera esposa y su hijo de seis años, y en 2014 por los asesinatos de su segunda esposa y su cuñado.
La esposa de Laso fue encontrada decapitada por un tren en la estación de Amposta. La muerte fue considerada un suicidio a pesar de las sospechas de los familiares de su esposa sobre Laso. Nueve meses después, el coche de Laso cayó de un acantilado de 20 metros con su hijo de seis años dentro. Laso salió ileso, a pesar de que afirmó haber caído del acantilado y haber quedado inconsciente durante 15 minutos. Laso ofreció múltiples versiones de los hechos a las fuerzas de seguridad, y aunque finalmente admitió haber escenificado ambos «accidentes», nunca confesó un asesinato. Fue declarado culpable en el juicio y condenado a 56 años de prisión por ambos asesinatos en 1993. En 1999, salió en libertad condicional, alegando buena conducta durante su encarcelamiento.
Tras su liberación, Laso se casó con Julia Lamas, una portera de un edificio de Tarragona que no sabía nada de su pasado criminal.
Laso también tuvo aventuras con otras mujeres, incluyendo con Mercedes Lamas (su cuñada), casada con Maurici Font. En 2009, Laso conoció a Font en un huerto, que ambos hombres cuidaban. Después, Laso recogió a su esposa en su lugar de trabajo. Ni Font ni Julia Lamas volvieron a ser vistos. Laso le cuenta a Mercedes que Julia y Font estaban teniendo un affaire, pero Mercedes se huele algo y lo denuncia.
La policía buscó extensamente en el huerto de Laso, su bar (donde había cavado un agujero en el sótano después de las desapariciones) y en el cementerio de Amposta donde había trabajado como enterrador y donde fue enterrada su primera familia, pero los cuerpos nunca fueron encontrados.
En 2010, después de las desapariciones, pero antes de su arresto, Laso intentó iniciar una relación con una vecina. Cuando la vecina se negó, Laso se coló en su sótano y dejó una rosa pegada con cinta a un pájaro muerto. Al día siguiente, la mujer tuvo un accidente de coche y fue informada de que alguien había manipulado los frenos.
Con un cuádruple homicidio más un intento de homicidio en su haber, Ramón insiste su inocencia. Condenado a 30 años de prisión sin que apareciesen los cuerpos de las víctimas, ni restos biológicos. No hay siquiera testigos, ni un arma del crimen. Sin embargo, el Tribunal Supremo de España confirmó la sentencia en 2016. Por lo que esto plantea el debate, ¿es cierto que sin cuerpo no hay delito?
Investigadores incisivos, un testigo que contradice su propio testimonio, un puzle de indicios circunstanciales y un sospechoso, Ramón Laso, cuyos antecedentes no pasarán desapercibidos para los investigadores de la Unidad Central de Personas Desaparecidas.
DATOS RELEVANTES: Tras años de entrevistas con Ramón Laso desde su centro penitenciario, la periodista y criminóloga Fàtima Llambrich ha trazado el vivo retrato de un hombre inquietantemente seductor. Un caso pionero en España por la primera condena a 30 años de prisión por homicidio, sin que apareciesen los cuerpos de las víctimas, tras de una minuciosa investigación. La periodista retrata el condenado de un mediatizado caso, combinando un relato de hechos investigados con entrevistas a los protagonistas.
Fàtima Llambrich trabaja desde hace más de 15 años en el canal de televisión catalán TV3, cubriendo la actualidad referente a investigaciones policiales, procesos judiciales o hechos sobre seguridad.
Lo que ha dicho la crítica:
“Fátima te convierte en investigador. La forma que tiene de narrar los hechos te hace meterte de lleno en el argumento, diría más, directamente en la mente del protagonista, en su forma de pensar. […] Siendo capaz de crearse, uno mismo, una hipótesis propia de quién y, especialmente, cómo era Ramon Laso.” El taquígrafo (revista digital)
POTENCIAL AUDIOVISUAL: Miniserie, Film, TV Movie, Docudrama, Documental.
IDIOMAS DISPONIBLES: Español.