Sabe que su hija no se suicidó… sabe que la han asesinado.
Elena sabe que su hija Rita no se suicidó… sabe que la han asesinado. No importa que la encontrasen ahorcada del campanario de la iglesia que solía frecuentar, Elena se niega a creer que este haya sido la causa de su muerte. Se niega a creer que Rita hubiera subido a ese campanario una noche como aquella que llovía porque sabe que Rita tenía un miedo atroz a los relámpagos y nunca se habría acercado. Por ello, Elena no se rinde, aunque la investigación se considere cerrada, a esclarecer el crimen y encontrar al culpable.
Aunque Elena sabe que ya no manda sobre algunas partes de su cuerpo, que en su cerebro sabe lo que tiene que hacer, pero sus extremidades no le responden como ella quisiera, su voluntad por esclarecer este crimen no se quiebra. Su ritmo lo marca la medicación, estando siempre controlada rígidamente por el tiempo durante el cual le hace efecto. Por esto, debe tener presente donde se encontrará cuando estos efectos empiecen a fallar. Se encuentra completamente dependiente de sus cuidadores.
Elena acude de manera regular a hablar con el inspector Avellaneda, quien la ayuda a investigar el caso más a fondo. Repasan la lista de posibles sospechosos, pero todas las pruebas conducen a un punto muerto. Asediada por la enfermedad, Elena es también la menos indicada para encabezar la búsqueda del asesino, pero sabe que se lo debe a Rita, a la persona que le ha cuidado estos últimos años durante esta penosa enfermedad. Ha de emprender una larga travesía luchando contra su propio cuerpo. Y a pesar de su desgracia, Elena no desiste. No importa que apenas pueda caminar, que no sea capaz de sostener erguida su propia cabeza, o que no consiga levantarse de la silla sin ayuda. El Parkinson devora su cuerpo, pero no su voluntad. Y trata de obtener justicia con toda la entereza que su dolencia le permite. Nada la detendrá porque, al final de este viaje, Elena encontrará la verdad.
La historia se articula sobre ese viaje complicado pero esperanzador, traspasando la piel y la mente de Elena, y reflejando la realidad cruda y desgarradora de la enfermedad de Parkinson.
DATOS RELEVANTES: En Elena sabe, Claudia Piñeiro reflexiona sobre los cuerpos de las mujeres, hasta qué punto son dueñas de ellos, cuánto pueden decidir y cuánto no. También habla de enfermedad, de dolor, de la responsabilidad de los hijos y de cuidar de los padres, todo dentro de una trama detectivesca que empuja la historia contantemente hacia adelante. La novela fue galardonada con el Premio LiBeraturpreis a la mejor novela escrita por una mujer y recientemente publicada por Alfaguara tras la concesión del Premio Pepe Carvalho de Novela Negra.
Claudia Piñeiro, conocida como La Dama de la Novela Negra Argentina, es una de las voces más aclamadas de la literatura latinoamericana contemporánea. Es la autora argentina más traducida después de Borges y Cortázar, y una de las autoras hispanoparlantes más adaptadas al cine y TV en la actualidad.
Entre su gran cantidad de galardones, destacan el Premio Clarín, el Premio Latinoamericano de Literatura Infantil y Juvenil, el Premio Pléyade, el Premio ACE, el Premio Sor Juana Inés de la Cruz, finalista del Premio Planeta Argentina y del Premio La Sonrisa Vertical, además de haber sido seleccionada en el Concurso Editorial Edebé.
Lo que dice la critica:
“Según avanzaba, producía una dolorosa intimidad y una conexión más profunda con la historia de Elena. Una conexión que permite llegar al final de ese viaje cansado, al igual que Elena, necesitando una verdad y una ayuda para enfrentarnos a la desaparición de Rita.” En tus libros me cole (blog literario)
POTENCIAL AUDIOVISUAL: Film.
IDIOMAS DISPONIBLES: Español, inglés, francés, polaco, holandés.